martes, 16 de septiembre de 2008

Boca, San Lorenzo y Colón.

Boca, San Lorenzo y Colón. Estos tres equipos son los animadores de un torneo Apertura que todavía, y pese a que ya se jugaron cinco fechas, no termina de despegar, de atrapar y de atraer la atención de la mayoría del público.

Tal es la crisis de atención que tiene el torneo que Fútbol de Primera, el programa que monopoliza las imágenes del torneo local hasta los domingos a las 22, está muy por debajo de su piso histórico de rating. En la fecha 4, sin ir más lejos, rozó los 8 puntos, muy por debajo de los más de 20 que redondeó Talento argentino, el programa que compite en el mismo horario por otro canal.

Es cierto que las canchas están recibiendo más público que en décadas pasadas, pero también es verdad que la verdadera plata que ingresa a los clubes proviene de la televisión. Y si la gallina de los huevos de oro se cansa de poner plata, Grondona y sus muchachos se verán en problemas.

Pero bueno, no nos ocupemos tanto del negocio (ya habrá tiempo en alguna otra nota) y emprendamos el rumbo hacia la cuestión deportiva, que es la única que puede rectificar este asunto de la baja atención que el certamen genera en el público.

Boca y San Lorenzo, decíamos líneas arriba, son los líderes del torneo. Boca, con un partido menos, ya que todavía debe su choque por la segunda fecha ante Newell's, en Rosario (se jugará el 25 de septiembre), por su participación en la Copa Gamper.

Boca, al menos por ahora, parece más sólido que San Lorenzo. Con una clara estructura que toma como eje a Juan Román Riquelme, el equipo de Ischia marca diferencia con sus rivales por su solidez defensiva, su buen manejo en la mitad de la cancha y la capacidad ofensiva, aunque en este punto tiene una crisis por la ausencia de su goleador, Palermo, lesionado y afuera de la competencia durante los próximos seis meses.

Más de uno habrá observado que mencionamos a Riquelme como eje de Boca. Lo que, suponemos, en estos momentos de malos humores generales con el diez, puede ser tomado como un punto negativo. Pero digamos que Riquelme, en Boca, juega diferente de como lo hace en la Selección.

En Boca, Román juega paradito muy cerca de la media luna del área rival, lo que lo convierte en un media punta capaz de entregar un pase milimétrico para que sus compañeros definan o la tiren la tribuna. En la Selección, Riquelme, por el contrario, es la aduana de cada una de las pelotas que pasan por la mitad de la cancha, con lo que eso significa en pérdida de ritmo.

Una de las grandes virtudes de Batista en los JJOO fue conseguir de Riquelme lo mejor de él. O lo tiraba a un costado para que no interrumpiera la dinámica del equipo o lo ponía muy cerca del área (como en Boca) donde su capacidad de moverse en espacios reducidos y su habilidad para enviar pases bochinescos lo convirtieron en una figura decisiva.

Más allá de los disparate del juez Lunati (uno de los árbitros de peor nivel de fútbol argentino, junto con Bassi y Sabino), Boca fue superior a Independiente que, pese a que todavía es uno de los invictos del torneo local, no termina de redondear 90 minutos como la gente.

Fotobaires.com

Hizo 22 goles en 247 partidos en Primera división
San Lorenzo por su parte juega mejor de lo que marcan sus números. Tiene momentos de muy buen fútbol (ofensivo, ambicioso, con excelente circulación de pelota) pero al menos por ahora carece de dos atributos clave para ser considerado un gran equipo: no es sólido en defensa (ni Orión ni los defensores son garantía de nada) por lo que cada vez que le llegan le convierten y tampoco es consistente para definir todo lo bueno que se fabrica desde el medio hacia adelante.

Bargessio, un gran generador, muchas veces pelea más de lo que juega. Y Romeo parece haber perdido ese toque mágico que lo definía como un gran goleador. Una de las cualidades de Romeo, hace cinco años, era estar parado en el momento justo en el lugar indicado. Hoy por hoy, siempre va a contramano de juego. Si pica al primer palo, la pelota va al segundo y así con cada una de las alternativas que se le presentan. Silvera, otro goleador letal, espera su lugar en el banco de suplentes.

Queremos dedicarle a un párrafo a Miguel Ángel Russo, que tomó una braza caliente con un plantel dividido y con una inmensa capacidad para hacer lobby en contra de los diferentes técnicos que asumieron en el club. Con mucha calma, con palabras justas, el entrenador pudo encauzar los esfuerzos y poner al equipo en un lugar interesante de cara al futuro.

Apenas se le puede cuestionar la atracción que le produce aparecer en televisión, pero tampoco es un mal que se le debe achacar a él solo. La mayoría de los entrenadores dirigen más para las cámaras que para su equipo, una tendencia que creció en los últimos años al influjo de dos cuestiones: que ya no están obligados a permanecer sentados en el banco de suplentes por lo que pueden articular un show desde el corralito y que la televisión los sigue como si fueran una parte importante del juego. Diego Simeone es, tal vez, el que tiene el rol protagónico en esto de montar un espectáculo de gestos, gritos y actitudes exageradas.

Entre el martes y el domingo se jugarán dos fechas del Apertura. Boca enfrentará a Argentinos (visitante) y Tigre (local). San Lorenzo irá a Banfield y recibirá a Colón. Tal vez después de estas fechas sepamos para qué están efectivamente los dos líderes, si uno que otro equipo se suma a la pelea y, fundamentalmente, si el torneo cobra el interés que por ahora le falta.

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