Lloverán patas de pollo en CU, los universitarios confesarán tener un hijo raro que se viste de amarillo y los de Coapa gritarán el ‘ódiame más’ afuera y dentro del estadio. La profecía indica helicópteros volando bajo en Ciudad Universitaria, hombres vestidos de azul pasando báscula a estudiantes en el Metro Miguel Ángel de Quevedo y Copilco, así como camiones secuestrados y saturados de fanáticos con cara de pocos amigos. Será el próximo domingo.
Es el duelo Pumas contra América, el que ha superado el clásico entre el chiverío y los plumíferos, en aquello de rivalidad dentro y fuera de la cancha. Su origen apenas se remite a la primera mitad de los años 80, con un gran duelo entre aficiones y cimentado desde los choques en las fuerzas básicas de ambos clubes. Estos equipos han disputado tres finales de liga y una de Campeón de Campeones.
El origen concreto del tal enfrentamiento se remonta a la final del torneo de Liga de 1984-85, donde ambos equipos chocaron en la final. Después de dos partidos con sendos empates (1-1 y 0-0), se realizó un tercer partido en Querétaro para definir al ganador. Al final, el América vencería por 3-1, pero el arbitraje de Joaquín Urrea fue muy controversial al favorecer en algunas decisiones clave al cuadro azulcrema y perjudicar en otras a los universitarios.
Para la afición de los Pumas, este partido se conoce como “La Noche Negra de Querétaro”, y fue el pretexto perfecto para generar la rivalidad con las Águilas. En una de las reinterpretaciones del antagonismo entre pumas y cremas, se dice que éste es el partido de “los representantes de la prepotencia (América) contra la clase pensante (Pumas)”.
Este es considerado el partido de más alto riesgo en la actualidad en México, por el antagonismo radical no sólo de los aficionados, sino en específico de las barras de cada equipo: La Rebel (UNAM) contra La Monumental (América). No son raros los conatos de bronca entre aficionados rivales.
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Hace 14 años
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