jueves, 21 de agosto de 2008

Blanco rescató del desastre el debut de Eriksson en la eliminatoria mundialista.

Sven-Göran Eriksson tiene que rendirle hoy pleitesía total a Cuauhtémoc Blanco por haberlo salvado de que su proceso arrancara con la peor de las tragedias para el futbol mexicano.

El jugador del Chicago Fire ni siquiera necesitó tener una brillante actuación para salvar al Tricolor de la catástrofe ante Honduras. Con su sola presencia, Cuauhtémoc convirtió en gelatina al hasta entonces valiente e impecable cuadro catracho, que estaba haciendo la hombrada y reeditando el tan famoso, como doloroso, aztecazo.

Como se diría en el barrio, al fin y al cabo es esencia pura, Blanco, con la pura percha, avasalló a los hondureños. Los goles del triunfo mexicano fueron de Pável Pardo, pero el camiseta 10 del Tri fue parte fundamental en la construcción de ambos.

Pero más allá del jolgorio propio que provoca la resurrección de la causa que parece perdida, el partido de anoche fue una clara llamada de atención para Eriksson y su cuerpo técnico de que el barco verde anda muy, pero muy chueco y que para llegar al Mundial 2010, mucho menos en los partidos de visitante, servirá de mucho tener una plantilla dorada en cuanto a nombres, pero escasas en hombres, aunque se tenga que apelar a jugar como hoy.

Y es que Eriksson no sólo fue contra lo que los medios y la afición le dictaban, sino también contra la lógica propia, al aventurarse con una alineación de inicio con jugadores como Fernando Arce, Giovani dos Santos y hasta el propio Jonny Magallón y Leandro Augusto.

De actuaciones distintas

Hubo quien cumplió cabalmente a la confianza excesiva del sueco, como fue el caso de Leandro, quien en su primer partido como seleccionado mexicano jugó a la perfección con esa ruda y rocosa labor de no sólo recuperar el medio campo, sino también meterse a defender cuando la vertiginosa velocidad hondureña, encabezada por David Suazo, así lo exigía.

Pero hubo quienes también dejaron claro, como Giovani dos Santos y Carlos Vela, que su falta de carácter simplemente les alcanzará para tener un lugar asegurado en la banca, pero aún no dentro del cuadro titular mexicano y mucho menos con la responsabilidad tan grande, que es encarar una eliminatoria.

Es regla universal que una eliminatoria se tiene que jugar con algo más que puro buen futbol y es ahí donde Giovani y Vela exhibieron que en esta parte del proceso que llevan al convertirse en las futuras estrellas de la selección, aún hay mucho trecho por recorrer.

Hablar de que la mano de Eriksson ya se vio en el equipo mexicano sería mentir, mucho menos viendo las imágenes del sueco en varios periodos del partido preguntándole qué hacer a su auxiliar Paco Ramírez.

Hay que ser realistas, el Tri ganó anoche sólo porque un héroe con el 10 de los dorsales saltó de la banca y porque Pável Pardo encontró sus diez minutos de gloria, en un partido que para él se estaba convirtiendo en una de sus peores actuaciones desde que viste la casaca nacional.

A Honduras hay que agradecerle que no hubo un nuevo aztecazo, pero sí que prendió los focos rojos y la alarma para Sven-Göran Eriksson, de cara al salvaje camino que se le viene de frente.

Impulsados por Cuauhtémoc

La idea del técnico Sven-Göran Eriksson de arrancar con los muy talentosos pero todavía inmaduros Giovani dos Santos y Carlos Vela quedó rebasada automáticamente por el cambio en la cara de los jugadores hondureños cuando, precedido de una ovación, Cuauhtémoc Blanco ingresó a la cancha.

Esa inyección anímica contagió a todos los jugadores mexicanos y en unos cuantos minutos le dieron la vuelta al marcador para exorcizar la tragedia. Honduras fue lo que se esperaba: un rival terriblemente complicado hasta en los últimos minutos cuando puso a temblar a la lenta defensa mexicana.

Sin embargo, a pesar de todas las críticas, merecidas por no vencer contundentemente a Honduras, la selección mexicana tuvo también mala suerte, sobre todo en la primera mitad, donde estrelló dos balones en los postes. Para el segundo tiempo, con la entrada de los experimentados Guillermo Franco, Omar Bravo (que hicieron muy poco) y el citado Cuauhtémoc Blanco, la presión sobre la portería hondureña fue mayor, aunque sea por el peso del nombre de los relevos. El Tri estuvo impulsado casi siempre por el público que, descontando un tenue abucheo al final de los primeros 45 minutos, entendió la gravedad de la situación de la derrota parcial y jamás dejó de apoyar al Tri. Lo más destacado de lo que sucedió en la tribuna del Azteca fue la confirmación de Cuauhtémoc Blanco como el consentido de la afición capitalina. Además Eriksson tiene una carta definitiva para resolver cualquier aprieto en el resto de la eliminatoria. Fue una victoria sufrida, pero al final merecida, y un inicio que permite enfrentar el resto de la eliminatoria en santa paz.

Compromisos Eriksson

1 .- Calificar a Sudáfrica

2 .- Clasificar en primer lugar

3 .- Pelota al suelo

4 .- Fair play


Grupo 1

Guatemala 0-1 Estados Unidos

Cuba 1-3 Trinidad y Tobago

Grupo 2

Canadá 1-1 Jamaica


Grupo 3

Haití 2-2 Surinam

Costa Rica 1-0 El Salvador

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