miércoles, 30 de julio de 2008

Si Ochoa fuera argentino o brasileño o si jugara en otro equipo, ya estaría en Europa

Tengo que confesarlo. La reflexión del aficionado me dejó pensativo: "Si Guillermo Ochoa fuera brasileño o argentino, ya estaría jugando en Europa". Y luego, José Ramón agregaría: "Si Ochoa jugara para las Chivas, ya estaría en Europa".


Por ahora, lo único real y tangible es que en plena marcha del torneo mexicano, las ofertas por el portero americanista están cayendo una tras otra en la oficina del señor Michel Bauer sin que el equipo tenga intención alguna de venderlo. Una propuesta extraoficial del Everton fue rechazada la semana pasada y otra oficial, apenas ayer, del Galatasaray turco también fue archivada en el cajón de las memorias americanistas.

El América es tajante: ¡Ochoa no se vende!

En gran forma desde que hace algunos años apareció en la portería del América, Ochoa parece ser uno de los productos más preciados con los que cuenta el fútbol mexicano y un hombre predestinado, sin duda alguna, para convertirse en el primer portero de origen azteca que jugará en una liga de la gran competitividad europea.

El problema es que por cuestiones urgentes actuales, por una crisis que le ha agobiado como nunca en su historia de los últimos tiempos y hasta por cierto egoísmo, el América se está reservando el derecho de exportar a un portero que ya podría estar brindando su excelsas actuaciones en algún equipo español, francés, inglés o turco.

Esa decisión del América no sólo está afectando al propio jugador, sino que también colabora con la escasas oportunidades que el futbolista mexicano tiene de crecer y desarrollarse en un nivel infinitamente superior.
A mí me queda claro que Ochoa aprendería más en cualquier liga europea que lo que captaría siguiendo bajo la portería americanista en la liga de México.

Cuando se suponía que la política de exportación de los equipos mexicanos había cambiado en la última época con los ejemplos palpables de conjuntos como Atlas, Pumas y Chivas, el América vuelve a levantar la palanca del freno de mano y obedece más a intereses particulares que a objetivos comunes del fútbol mexicano.

No creo que los motivos que impulsan la decisión del equipo amarillo tengan que ver con un aspecto económico. El momento de Ochoa es tan bueno que bajo una buena negociación podría alcanzar los mismos niveles históricos que hace un año estableció el mediocampista del Atlas, Andrés Guardado, quien fue promovido al Deportivo La Coruña de la Liga de España.

El América está siendo egoísta. El América está pensando en sí mismo. El América sabe que en su juego de hoy depende en gran medida de su portero. El América está frenando el ambicioso proyecto de un jugador mexicano. El América no está colaborando con el proceso que plantea ahora el fútbol mexicano. Y sí, si Ochoa fuese brasileño o argentino o si jugara para las Chivas, seguramente que ya estaría bajo los postes de algún club europeo.
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